21 de noviembre de 2007

Tras el sueño


Si tuviera magia, con un hechizo convertiría tu dolor en alegría, tu cansancio en serenidad, tu malestar en paz. Eliminaría las barreras que nos separan esta noche (y tantas otras) y con el poder de mi amor te curaría las heridas y te acunaría hasta dormir. No tengo magia, pero tú sí. Porque desprendes magia pura cuando duermes y, tras el sueño, regresas más viva que nunca, a sonreír al nuevo día. Bajo esa carita de niña buena, se esconde una astuta estratega, que maneja como nadie el arte de renacer cada mañana, bañada en positividad y buen humor.
Por eso, mi pequeña salvaje, ya que no puedo tenerte hoy en mis brazos, te prestaré a Morfeo para que mezca en su abrazo dulce. Piensa un poco en mí cuando él te atrape, porque sólo son mis deseos envueltos en la magia de tu existencia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no tengo magia ninguna, y solo me despierto de buen humor cada mañana porque sé que existes, porque sé que te veré, y por eso merece la pena vivir y, sorbretodo, sonreir.

Te adoro, mi ángel(K)