Me gusta sentir tu piel bajo mis manos. Acariciarte es maravilloso, un pequeño placer que puedo hacer a la luz del día frente a otros, que ni siquiera imaginan lo que siento en ese gesto. Ese contacto leve de tu piel con la mía, me recuerda noches de pasión, caricias y abrazos, momentos felices, tú, tan mía, tan cierta, tan bonita como siempre. Perdona si te pellizo la nariz o te tiro de las mejillas, eres mi niña y no puedo evitar tocarte la cara, ya que no puedo besarte los labios...
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