Es tarde para casi todo, menos para echarte de menos.
Sé que no te gustan las discotecas, ni bailar...ay, cuánto daría yo por estar allí contigo, escondidas bajo la oscuridad, respirando tu mismo aire, deseando beberme tu aliento y hacer mía tu boca. Pienso en ti, en tu cuerpo ajustado a tu ropa, en tu pelo oliendo a tu olor, a mis manos desnudándote poco a poco. La ansiedad me recorre, la calidez de tu piel tras la tela, la fragilidad que se oculta en tus fronteras, los gemidos que guardas para las noches de pasión.
Te anhelo con tanta fuerza que me duele; y cada día, me mata un poquito más tu ausencia (repito esa frase mil veces al día y cada vez que la digo, siento que pesa, pesa mucho). Te sueño, te estoy viendo allí...y no puedo dejar de pensar que me gustaría estar allí contigo, en esa barra, observando el vacío donde está todo el mundo, dejando correr mi mente muy lejos de allí.
Yo, muy distinta a ti, estoy aquí, tapada con las mantas que no me quitan el frío de la falta de tu abrazo, buscando formas de llegar a ti para que me oigas en esta noche tan lúgubre.
Mañana, mañana y ya volverás...por la madrugada volarás de vuelta...de vuelta a la vida vuelo yo...
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