20 de septiembre de 2008

La estrella


Hoy es tu día, mi cielo. Hoy es mi día, también, porque voy a ser testigo de tu felicidad y fiel amante de ti. Mi corazón late tan violento como el tuyo; estoy deseando verte subida encima del escenario, saltar y que a tu nombre lo envuelva la música. Estoy orgullosa de ti, sonrío al imaginarte encima, con tu guitarra en las manos y tu pobre novia, sufriendo en la palestra, porque no la acaricias a ella.
Me estoy transformando en un ser extraño, que sólo vive para amarte, que ya no quiere ver el sol si no le iluminas tú a él al amanecer. Ha sido precioso compartir estas horas contigo, ayudarte a encontrar lo perdido, besarte para intentar (en vano) tranquilizarte y apaciguar esa energía que nace en tu vientre. Vas a hacerlo mejor que nunca, mejor que nadie...lo sé, estoy segura. Vales más de lo que piensas, incluso más de lo que yo creo.
Sé que esta noche me lo demostrarás.
Te adoro, preciosidad...

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