No encuentro un mejor refugio que tus brazos, un mayor paraíso que besar tus labios. Odio no tenerte conmigo, todo el tiempo respirando tu risa y alimentándome de tus caricias. Ha sido un fin de semana insufrible, pero, tú lo has mejorado, tú has hecho que brillara una lucecita pequeña en un laberinto frío y oscuro. Tu existencia me hace feliz, no sabes cuánto. Tengo ganas de apretarte, peñizcarte y mezclarme con tu aroma y la bella armonía que me inspiras. Eres la más perfecta de las poesías que se han podido escribir o sentir jamás. Y tus ojos son el motor del mundo, o al menos, el de mi corazón...
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