La pasión está condenada a la fría represión. La pasión me muerde, grita tu nombre. Quiere más noches junto a tu cuerpo caliente, más besos imprudentes, quiere a tus brazos, a tu voz, a todas horas te anhela, a ti, corazón. El sexo queda a un segundo plano, nada más sensual que recorrer tu espalda desnuda, nada que desee más que descubrir poco a poco las cosquillas de tu cuerpo. Hacerte el amor es amarte con la piel y el alma; quererte te quiero, elevarme me elevo, subida a ti como si vislumbrara desde tu pecho la cima de las montañas. Haces que todas las noches sean un camino por las estrellas. Tu cuerpo es poesía y tu fragilidad música. Mi punto débil, tu boca. Mi defecto, no abarcar la grandeza que mereces.
El método de las caricias es irracional, tu sensibilidad fina y delicada; tu piel es tierra labrada, en ella muerdo, nacen flores y buscan el cielo las hojas. En ella el siempre existe, el recuerdo del olor y el amor bajo las sábanas.
Que me digan qué es esto si no es pura locura...
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