12 de octubre de 2008

Primavera, verano, otoño cálido e invierno bajo la manta

Sonríeme y el día estará lleno de color. Abrazada a ti estoy en el cielo, nunca he encontrado un lugar donde me sienta tanto en casa como enredada en tu piel. Eres una personita especial, que tiene que llenar el mundo de bellas canciones y dar todo ese cariño que te brota del pecho como si fuera agua de una fuente.
Sólo cuando estoy lejos de ti valoro realmente lo que tengo. Si paso varios días a su lado me mal acostumbro, como si fueses algo que maravillosamente puedo disfrutar todos los días. Por eso intento beberte en sorbos pequeños, para no gastarte, para que ese placer inmenso que es amarte me recorra todo el cuerpo despacio, como tus manos cuando te pido caricias y tu boca cuando buscas mis secretos.
Alguien me dijo que nada es para siempre, y cuando pienso en esa frase y en todo lo que siento, es como si hicieran trizas todos los espejos; las sombras acechan a mi alegría, aunque yo soplo para que se vayan y no nublen este verano eterno. Porque tú eres como esa playa de orilla caliente, de arena suave, que regala la dulzura del sol y la hermosura del horizonte.
Eres tantas cosas que me faltan metáforas. Eres tantos conceptos que faltan categorías. Eres un universo entero, un infinito, una poesía naciendo cada día...

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