Mira que eres bonita, mira que te quiero...¿cómo no te voy a querer? A veces me pregunto si estoy con una mujer o con un ángel. Eres tan buena que temo dañarte con cualquier cosa que para mí es cotidiana; te brotan las lágrimas con demasiada facilidad y tienes poco temple a pesar de que te hagas la valiente matando cucarachas por la noche.
Estoy tan orgullosa de ti, me gusta tu evolución, tus cambios, tus sonrisas más que nunca y quiero contemplarte siempre, estar a tu lado de cualquier forma y vivir contigo lo que te hace feliz.
Es complicado comprender los sentimientos, avanzar saltando obstáculos y convivir sobre todo cuando malos días y grandes carácteres se mezclan creando verdaderas tormentas.
Me siento tranquila escuchando tu voz y me derrito sin poder resistirme a ti. Qué peligrosa eres, a pesar de que no tengas maldad ni perversión como te gustaría. Si al final, van a tener razón, las más buenecitas son las peores...
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