23 de diciembre de 2008

Boca o corazón

Siempre estás en mi boca, aún cuando ni te nombro. El sabor que dejan tus besos no se lo llevan las noches de sequía y de anhelo, por más que duelan.
Tú fuiste mi golpe de suerte. Creo que me tocó lo mejor. No te cambiaría por nada, a pesar de todos los puntos negativos que pueda verse a nuestra relación. Es complicado, ¿verdad? Todo sería mucho más fácil si fuéramos otras personas, aunque también puede que más difícil. Pero, pese a las tormentas, resistimos, y estamos aquí después de dieciocho meses, sonriendo, felices como nunca. Quizá el día 14 dentro de siete meses...superemos tanta dicha.
Qué locura cuando lo pienso. Pero qué bonito. Supongo que tiene lógica que pierda la razón por ti, al fin y al cabo, siempre estás en mi boca...también en mi corazón.

14 de diciembre de 2008

Tiempo para soñar


Se acerca el fin de este año, también el inicio de unas cortas vacaciones y unos días que me hacen recordar. Me da por volar hacia el recuerdo de tu primer beso: nervioso, trémulo, impaciente y jugoso. No puedo describir cuánto me gusta cerrar los ojos para volver a revivir, aunque sólo sea en mi cabeza, las caricias que me has dado; a mi cabeza le cuesta, pero finalmente siempre consigue sentir el contacto piel con piel, que cuando se rompe desboca todo mi sistema nervioso.
Siempre hay tiempo para recrearme en tus ojos, sobre todo en tus ojos por la noche, con poca luz y demasiado deseo. ¿Por qué es tan maravilloso? La realidad cae por su propio peso, desvelándose mediocre ante tanta belleza, como la de verte sonreír.
Cuando las sábanas me acogen, siento el frío de no tenerte al lado. Ojalá mis manos pudieran reposar en tu vientre, ojalá tu voz me hiciese cosquillas en la oreja. Ojalá pudiera mecerte y soplar las penas.
Ha parado de llover. Pero sólo fuera.