
Nuestra graduación fuiste tú. Te miraba todo el rato, y sentía a mis manos que querían volar hacea tu piel, hacia tus dedos. Dedicarte una sonrisa tierna mientras la emoción corría por tus mejillas (también lo empezaba a hacer el rimmel...^^)
Nuestra graduación fuiste tú. La belleza rebosaba en tu magnífico cuerpo, con ese magnífico vestido que hacía enloquecer a mi mente y a mi cuerpo. Y es que me vas a perdonar...pero fue una verdadera heoricidad no mirarte.
Mirabas atenta a la pequeña tarima, mientras yo te observaba con dulzura. Tus miles de esfuerzos se vieron recompensados, y tu inmenso currículum (a pesar de tener solo la mayoría de edad) sorprendió y emocionó a más de uno (sí, lloré contigo y estaba sorprendida, a pesar de ser tu novia, del montón de cosas que has hecho, porque solo sabía unas pocas)
Y me sentí orgullosa y afortunada. Orgullosa de estar al lado de una persona que sigue con la humildad que habría perdido cualquier otro en tu lugar, subiéndosele la fama a la cabeza. Orgullosa de lo implicada que estás con esta sociedad, y aunque digas que no, empiezas a conocer a pasitos de hormiguita cómo funciona este mundo en el que, cada vez, hay menos personas buenas. Afortunada porque me elegiste a mí, a una sencilla guitarrista, que no tiene tu inmenso currículum, pero tiene las manos cargadas de pequeñas y grandes ilusiones. Una tremendamente enamorada que hará todo lo posible para que tú te sientas como una reinaque me quieres, porque probar tus labios fue la mayor locura de mi vida y de la que menos me arrepiento. Porque haces esta vida algo maravilloso, y porque estamos bien aunque de vez en cuando nos peleemos.
Y ahora empieza una nueva etapa juntas. Selectividad, verano y universidad (ojalá pudiésemos vivir en ese verano constante) bueno...en verdad...nos quedan muchas etapas nuevas por vivir.
Gracias por emocionarme. Gracias por quererme. Gracias por estar ahí.
Te amo, preciosa